miércoles, 31 de enero de 2024

 VISCERAL

por Mario Ranero

No estaba pasando un buen momento. El aburrimiento calaba hondo y su ansiedad llegaba a profundidades insospechadas. Todo a su alrededor parecía vano. Indudablemente su situación actual se tornaba insostenible, pero la construcción del espacio logrado era muy difícil de disolver, al menos por estos tiempos.

Su capacidad de comprensión estaba llegando al límite. Era innegable que todo estaba alcanzando el final buscado y más o menos deseado.

Noches enteras caminando sin rumbo dando vueltas y vueltas por los mismos espacios taciturnos que ya había transitado con su idea irreversible de dejarlo todo. Ya ni escribir servía a su intento de ser. Ya no servía...

Como siempre pasa, comenzaban las preguntas. Casi todas sin respuestas o con respuestas tan burdas que hasta dolían al oído. Preguntas que perforaban el vermis hasta provocarle parálisis facial. Respuestas que le provocaban náuseas de tan ridículas que eran.

¿Por qué insistir en pensamientos idos? ¿Por qué aferrarse a sentimientos viejos? Así la vida es tan solo una historia mal contada y la esperanza solo un mal remedio.

De repente el bar, aquel viejo bar de los fantasmas trashumantes. La silla, el café, la telaraña y la historia. Todos reunidos nuevamente alrededor de la madera. Veía como poco a poco el lugar se iba despoblando mientras la luna se escondía entre los edificios más altos. Hasta quedar casi solo...

Una idea comenzó a dar vueltas por su perturbada cabeza. La búsqueda de algo distinto. Alguna situación que lo sacara del difícil momento. Todo comenzó a dar vueltas...

Cuando despertó estaba en una sala fría de la guardia de un hospital. Se incorporó inmediatamente y se sintió incómodo por el tirón que le produjo un par de cables conectados a su torso.

Fue un joven médico del lugar el que le dio de alta. Sólo había sido un vahído. La recomendación: reposo y ver a un especialista para tal vez iniciar algún tratamiento. Por lo demás, vida normal.

No comentó nada en su casa. La excusa de su llegada tarde la fundamentó, como tantas otras veces, en una “cena con amigos”.


No había pensado en ella por años. Es más, si bien la recordaba en cuanto a su figura, no imaginaba cómo estaría ahora después de tanto tiempo. No sabía siquiera si estaría o tal vez si hubiera muerto.

Le llegaron pensamientos de aquella juventud en la que nunca habían tenido ningún tipo de relación, de lo que sí estaba seguro que ella era la única que movilizaba su interior. Hasta había pensado que la amaba. No estaba muy seguro, pero todo hacía suponer que algo de eso había. Ella siempre mantuvo una discreta distancia, aunque alguna vez dejó entrever que también algo sentía. O tal vez formaba parte de su fantasía producto de una osada imaginación.

Esa noche la buscó por las redes sociales. En realidad le costó mucho menos de lo que había supuesto que pasaría.

El mensaje fue directo. “Hola. ¿Sos vos?”

Pasaron los días y su pesadumbre se tornaba insoportable. La depresión lo embargaba cada vez con más frecuencia.

El llamado rojo de un mensaje privado sin leer, lo conmovió.

Leyó: “¡Si vos sos quien creo que sos, entonces soy yo! jaja!”

A partir de allí fue una secuencia constante de mensajes, al principio algo distanciado, luego en forma cotidiana. Siempre en extraños horarios. Obviamente que el hecho de que María viviera en España, provocaba algunas diferencias horarias que hacían que Juan tuviera que destinar a veces horarios insólitos de comunicación por internet por su diferencia con Buenos Aires.

Pasó el tiempo, y esa relación trunca o nunca existente pero de alguna manera sentida, comenzó a tomar formas de romance virtual. Esto hacía que él se sintiera animado y ansioso a la vez.

“El martes viajo a Buenos Aires por razones de mi trabajo. Voy a estar en casa de una amiga. ¡Quiero verte!”, escribió María.

A Juan el corazón le dio un vuelco. Nunca pensó que todo se precipitaría de esa forma. Quería verla pero temía verla.

Preparó todo. Esa noche volvió al bar. Se quedó hasta muy tarde.

Mañana será el día...


Lo condenaron a veinte años de prisión. Su única declaración en el juicio oral fue: “No pude soportar aquella escena”.



martes, 14 de febrero de 2023

Paisajes del carnaval


Barullo que provoca el murmullo

de un chamuyo aquí en la esquina

de ese corso a contramano

que turbara a Colombina.

Lentejuelas desteñidas

por el agua esquizofrénica

de un mundo que sin saber

aparenta estar de fiesta

 

La careta cotidiana

que engalana las comparsas

se nos nota por la piola

que te aprieta la carcaza.

La murga sigue tocando

al compás del colifato

y el chafe deja el maltrato

por ese día… en la casa.


Tu figura entremezclada

con el correr de las gentes

y tu paso inteligente

pa’ no seguir la manada…

me recuerdan el descaro

que sonando en el batuque

despilfarra la alegría

del que… “aquí no pasó nada”!

 

Ocho grandes bailes ocho

predicaba el pasacalle

mientras el pueblo en la calle

saludaba a los baldazos…

entre bombitas y pomos

que arrojaban pertinentes

agua para la gente

llantos para el Rey Momo…

 

De un carnaval muriente

que mostraba aparatoso

que ese baile interminable

que surgía desde el corso

era una cuenta pendiente…

de un carnaval ya extinto

rociado de buena vida

con algo de vino tinto

y litros de buena birra

 

Con la marquesa pintada,

serpentinas de papel

formol enfriando la piel

más el picado en la boca…

todo ello me provoca

una rara sensación

que se resume en un grito

de lucha y liberación…

 

Y así, de a poco culmina

este paisaje en la nada

el basto va con el basto

y la cruz… va con la espada.

 

Mario Ranero


jueves, 23 de junio de 2022

 Tu no estar

                                   (Oda a mi hermano Néstor)

 

Otra vez lo mismo...

la ausencia,

la horrible y triste ausencia

el no estar,

la imagen borrada de mi vista,

aquel perfume que aún

me envuelve en sus sueños,

el espantoso ruido del silencio,

el timbre de una voz apagada,

la quieta noche que me abruma

y la fría tristeza del no estar,

esta poca paciencia

que hace aún más larga la espera,

mi escasa capacidad de entendimiento,

la falta de la espontánea sonrisa,

la partida…

esos días...

la falta de la mirada

la blanca soledad

sin ilusión...

esta es la galería de lo imposible

es decir...

lo imposible posible…

ese vacío muy mío

esa insoportable búsqueda del que se yo…

de los porqué que estrujan el alma,

esa búsqueda de lo irreparable

de lo cotidiano en la línea de la ficción,

ese camino sempiterno que alguien decidió comenzar

y otro alguien dispuso terminar

así…

como se termina un delirio

como se marcha un olvido

como regresa un recuerdo

como se apaga una vida…

como si el puto destino tuviera reservada

una horrible

carcajada en sorna…

 

Mario Ranero 

martes, 14 de junio de 2022

 A la noche

 

Llevaba la noche cargada en sus hombros
olía soledad, angustia, melancolía…
sintió mucha bronca de saberla perdida.
Intentó detener la llegada del día.
Pensó que era tiempo de volver a verla,
apareciendo entre los árboles…
encendiendo mil estrellas,
provocando alegrías, nostalgias, tristezas
cambiando la vida de luz, en tinieblas
soportando silencios, abrazos y penas…
Nada podía hacer con ella
debía esperar para volver a verla
y mientras tanto… soportar su ausencia,
hasta que otra noche profunda lo envuelva
con el mismo olor a soledad, angustias y penas.

Mario Ranero 

martes, 30 de noviembre de 2021

jueves, 14 de febrero de 2019

Aquel Beso…


Cómo poder explicar si con palabras no puedo

lo que dejó en mi alma aquel beso, tu beso...

Sentí como si el corazón de repente daba un vuelco,

se me llenaron los ojos de un extraño sentimiento.

Las manos se me mojaron, me quedó el cuerpo tieso…

como nunca había pasado, y eso... que yo he besado

por tiempos, tiempos y tiempos...



Comenzaste a rozar tus labios fríos y tiernos

y yo comencé a sentir que volaba por el cielo.

Tu lengua que se asomó como se asoma el lucero

hizo en mí tan loco estrago, que ya no supe decir

ni siquiera que te quiero.



Cuando acercaste tu cara antes de darme ese beso

presentí que terminaba la etapa del sufrimiento.

Busqué esa boca frágil que habrá sentido mil vientos

pero cuando me besó comprendí que por amor

esos vientos no eran vientos.



Cerré los ojos… volé… por la tierra y por el cielo

mientras acariciaba tu cuello, tu cara, tu desconsuelo...

y entonces... por un momento creí en lo increíble…

que era ese… nuestro tiempo.



Cuando te miré a los ojos mientras me dabas tu beso,

vi que ellos aún cerrados se movían por adentro,

entonces bajé la vista hasta llegar a tu cuerpo,

me pareció que temblabas, que estaba viviendo un sueño,

y sentí una caricia que volvió a helarme el cuello.



Regresé hasta tus labios que se encontraban abiertos,

no quería ni moverme por miedo a que no fuera cierto,

dibujaste un sonrisa… y me sentí hombre muerto,

entregado totalmente a ese tan loco momento…

no quería que pasara el inexorable tiempo…



Que quedara detenido en ese beso… tu beso...


Mario Ranero




El amor es la versión salvaje de la amistad


Mario Ranero





viernes, 16 de noviembre de 2018

Ni un sí… ni un no…


Está bien… ya todo pasó,
no me vuelvas a pedir perdón,
la verdad será… tal como se imaginó.
Ya no puedo creer en los dos.
Caminemos…
aunque ya no hay razón
para que juntos lo hagamos tu y yo.

La ventana del bar se cerró,
el alcohol que embriagaba... acabó,
invade la desolación…
ya podemos decirnos adiós.
Terminemos la farsa de dos
no agreguemos ni un sí… ni un no…
ya no vale la pena el rencor,
ya mi mano de amor se cansó…
Olvidemos…
lo nuestro acabó,
no agreguemos ni un sí… ni un no…


Mario Ranero