Cómo
poder explicar si con palabras no puedo
lo
que dejó en mi alma aquel beso, tu beso...
Sentí
como si el corazón de repente daba un vuelco,
se
me llenaron los ojos de un extraño sentimiento.
Las
manos se me mojaron, me quedó el cuerpo tieso…
como
nunca había pasado, y eso... que yo he besado
por
tiempos, tiempos y tiempos...
Comenzaste
a rozar tus labios fríos y tiernos
y yo
comencé a sentir que volaba por el cielo.
Tu
lengua que se asomó como se asoma el lucero
hizo
en mí tan loco estrago, que ya no supe decir
ni
siquiera que te quiero.
Cuando
acercaste tu cara antes de darme ese beso
presentí
que terminaba la etapa del sufrimiento.
Busqué
esa boca frágil que habrá sentido mil vientos
pero
cuando me besó comprendí que por amor
esos
vientos no eran vientos.
Cerré
los ojos… volé… por la tierra y por el cielo
mientras
acariciaba tu cuello, tu cara, tu desconsuelo...
y
entonces... por un momento creí en lo increíble…
que
era ese… nuestro tiempo.
Cuando
te miré a los ojos mientras me dabas tu beso,
vi
que ellos aún cerrados se movían por adentro,
entonces
bajé la vista hasta llegar a tu cuerpo,
me
pareció que temblabas, que estaba viviendo un sueño,
y sentí
una caricia que volvió a helarme el cuello.
Regresé
hasta tus labios que se encontraban abiertos,
no
quería ni moverme por miedo a que no fuera cierto,
dibujaste
un sonrisa… y me sentí hombre muerto,
entregado
totalmente a ese tan loco momento…
no
quería que pasara el inexorable tiempo…
Que
quedara detenido en ese beso… tu beso...
Mario Ranero
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