Cómo me gustaría que se me ocurriera una genialidad,
algo que realmente fuera importante y a la vez sensible,
que las mujeres se revolcaran de placer sobre la tierra
y los hombres me llenaran de abrazos y consideraciones,
que la totalidad de mis amigos del feisbuc me coronaran con “me
gusta”
y yo me sintiera importante, amado, ovacionado!
que la gente saliera a las plazas de todo el mundo a
vitorear mi ocurrencia,
que los animales y las plantas brincaran de felicidad por la
ingeniosidad…
que a partir de esa salida comenzáramos la discusión
de lo hermoso que es la vida… de lo mágico que es el amor!
que nos pudiéramos amar los unos sobre los otros,
que las campanas pregonaran que se terminaron las guerras
que ya nadie tuviera que desear que se cumplan los preceptos
ecológicos
porque ya todo el ecosistema estuviera sin inconvenientes.
Esa mágica palabra con la que cambiaran nuestras disputas…
que yo pueda besar fervorosamente a mi vecina
y mi vecina me pueda besar a mí en idéntica forma
y el esposo que trate de buscar otra vecina…
Que todos los perros fueran gatos
y que todos los gatos tuvieran laburo
sin tener que depender de uno solo…
que los negros del barrio discutan
en las bibliotecas de los blancos del palacio,
Que la trata fuera tan solo un tratamiento abreviado
Que la mujer esté por encima del hombre y éste siga gozando…
Que el agua fuera la necesaria y el fuego el imprescindible
que la bala doble en la esquina de la soledad furiosa
que los chicos se revuelquen en mares de chocolate
para no ir a la escuela…
porque los maestros ya están todos jubilados y felices en
las plazas
dando de comer a las palomas que casi se tienen que comer
que los jubilados fueran subilados y la hija…
siga cosiendo para afuera respetando la falta de ortografía
Que todos los cascos del mundo sirvan tan solo
para todas las cabezas desguarnecidas de los motoqueros del
mundo,
que el SIDA se transformara en DISA
o sea Desarrollo Inclusivo de Seres Adolescentes…
Que el rencor fuera amigo del amor y los dos caminaran
juntos
jugueteando eróticamente por las calles de la pasión.
Que la hipocresía fuera una virtud de Hipócrates y no un
defecto
enmascarador de máscaras de titanio esparcidas por doquier en el seno
social,
que obviamente no es cualquier seno o coseno…
es la hipotenusa del radio diametralmente opuesto por los
vértices
que nos narrara Pitágoras en su triunfal Teorema de él…
En fin… Cómo me gustaría ¡Carajo!
Pero no se me ocurre qué…
Mario
Ranero (otoño del 2013)