jueves, 31 de mayo de 2012
viernes, 25 de mayo de 2012
jueves, 24 de mayo de 2012
martes, 15 de mayo de 2012
Imágenes
todos vuelven recurrentes a mi espacio
traen día, hora y minuto de despedida
golpe profundo… profundo
y luego el abrazo,
ese con el que los vivos despedimos a los muertos
y tras él,
inmediatamente el recuerdo
la ausencia,
esa incontrastable ausencia que despoja…
Mario Ranero (otoño de 2012)
sábado, 12 de mayo de 2012
Grito
Mi mente en blanco
busca el silencio del sepulcro
donde se encuentran los espíritus infames
a degustar el banquete de los necios,
que no comprenden que somos cómplices
de la muerte sentenciada por el hambre
que a través de su horrible hacha
hizo de mí esta espantosa mueca…
jueves, 10 de mayo de 2012
Pienso mucho, pienso en muchas cosas, cosas que pasan, que no pasan, que podrían pasar y que podrían no pasar. Pienso en callar, las consecuencias, pienso en hablar, las consecuencias, pienso en dejar de pensar también... ahora pienso en otoño, en la metamorfosis, en la búsqueda, en la música, pienso de color, en suma, profundo, pienso y respiro, respiro, siento, pienso, sonrío, y los caballos trotarían para atrás, juntarían detalles, harían el amor al sol, pero juro que trotarían para atrás...
Laura Barrientos Lowey
Licor de ensueños
Ven a mí brebaje incontrastable, licor de ensueños
misionero de nostalgias y tormentos,
guíame por la senda del olvido
para aliviar con tus efluvios mis pesares.
Agiganta mis derrumbes y no olvides
apagar la luz cuando me duermo…
Mario Ranero (otoño del 2012 – con lluvia!)
miércoles, 9 de mayo de 2012
Nada más lejano…
Ojos de uva, piel de manzana,
boca que atrapa, alma sin calma…
Lejano aullido de lobo encantado
abrazo de oso, calor de noctámbulo.
Nunca más beberemos de aquel alba clara
los tristes sollozos que herían la calma,
de sabernos solos, de sabernos raros,
de gozarnos tiernos, de llorarnos mansos...
De vivir la vida sin rumbo preciso,
sin otros pareceres que los de unos cuantos,
sin poder dejarnos, sin lograr odiarnos,
caminando juntos sin avances claros
pero melancólicos… por el propio llanto
que inundó de estío esos tristes cantos
con que se sembraron tu campo y mi campo.
Nada más lejano que tu tiempo y el mío…
Nada más lejano…
Mario Ranero
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