miércoles, 25 de julio de 2012



Dijiste que renunciabas a pensar que el esquema era otro/ y sin embargo corrían tus lágrimas por mi barco/ las que se escapaban de tus manos/ las que no alcanzabas por suerte a secar/ ellas por mis pestañas treparon hasta el vals ámbar que mis ojos les afirmaban/ se pegaron a la procesión de hormigas/ artísticamente se olvidaron del cuerpo/ del tiempo/ del mandato. Con agudeza/ intensamente y sin culpa/ hiciste que las águilas se conmuevan/ que la sangre nos penetre hasta volvernos un cuento azul zafiro. El placer como la música y como los sueños necesitan despertar/ de lo contrario envejeceríamos bellos como jazmines y no tendríamos secretos para llevarnos.

Laura Barrientos Lowely

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